Los hombres y mujeres de buena voluntad, queremos la unidad.

Mensaje de Félix Maradiaga, 
miembro del Consejo Político de la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB).

Managua, 19 de Diciembre de 2019

Quiero sumarme a las palabras de agradecimiento antes expresadas, a cada una de las personas aquí presentes, por asistir con tanto entusiasmo y valentía a este Encuentro de la Unidad Nacional, aún en medio de la represión que vive nuestro país.

Lo que en muchas partes del mundo sería un acto sencillo de participación ciudadana, en Nicaragua es un acto radical: salir a las calles para expresar nuestro anhelo de libertad, sin saber si vamos a regresar a casa sin haber sido golpeados,  arrestados o incluso asesinados. Pero la presencia de cada uno de ustedes es más que un acto de rebeldía ciudadana, es una expresión de amor y compromiso con la nación nicaragüense. Gracias a cada uno de ustedes que han venido desde todos los rincones de Nicaragua para decirle presente a la nación.

1. Nacimiento de la Unidad y sus compromisos

Se me ha pedido hacer un resumen de la visión y posicionamiento político de la Unidad Nacional frente al contexto actual del país. La Unidad Nacional hizo su presentación pública el 4 de octubre del 2018, habiendo realizado antes dos asambleas ciudadanas en las cuales se aprobó un documento fundacional. Nuestra génesis fundamental es la de proteger y hacer realidad los anhelos de la rebelión cívica de abril. Todos nuestros esfuerzos, nuestra energía, y nuestra razón de ser, es la de honrar el sacrificio de los hermanos y hermanas nicaragüenses que lo dieron todo por una Nicaragua en libertad. Ese inquebrantable compromiso con la causa original que motivó a cientos de miles de Nicaragüenses a salir a las calles y decirte “basta” a la dictadura, es la misma causa que nos tiene aquí presentes.

De ahí que nuestro más importante lineamiento político, es la lealtad a esa sangre derramada, tutelando con gran responsabilidad, los principios de esa Revolución cívica de Abril, para evitar lo que ha pasado—tristemente—con todas las revoluciones nicaragüenses del pasado, que han perdido su rumbo.

Por esa razón, ante la presencia de madres y familiares de víctimas directas de la represión de esta dictadura y familiares de nuestros presos políticos, la Unidad Nacional se compromete a honrar los principios de la lucha cívica que impulsaron a sus hijas e hijos a salir a las calles.


2. La brújula moral de la unidad

Bajo el ejemplo de desprendimiento y generosidad de sus hijos, ante una nación que pedía a gritos libertad, ratificamos el compromiso de seguir luchando sin descanso por la libertad de todos los presos políticos—sin excepción—y justicia para todas las personas asesinadas.

La revolución de abril tiene una brújula moral clarísima. No va a perder su rumbo a pesar de las fuerzas gravitacionales de la vieja política que muchas veces ejercen la presión de la cultura política, o del pragmatismo resignado o simplemente del oportunismo, para hacernos creer que el cambio profundo de sistema no es posible y que por ello hay que conformarse con pequeños cambios.

La Unidad Nacional existe para lograr un profundo cambio de sistema que permita la construcción de una Nueva Nicaragua.

La Unidad existe para recordarnos: ¿cuál es la ruta? Y para recuperar la autoestima de la nación nicaragüense con esa capacidad de soñar en grande que los estudiantes de abril, los campesinos, las mujeres y la población autoconvocada le imprimió a esta causa.

3. ¡Gracias Estudiantes, campesinos, mujeres, autoconvocados!

¡Gracias estudiantes por romper el velo de los ojos de un país que estaba en silencio! Mucho de ellos no están con nosotros porque sus vidas fueron arrebatas por las balas de la dictadura; otros estudiantes están en el exilio o expulsados de sus aulas de clase. ¡Pero siguen en la lucha! Les pido a quienes son estudiantes que se pongan de pie para agradecerles la ilusión que nos regresaron. Jóvenes: Esta revolución es de ustedes, no dejen que nadie se las arrebate.

Desde el Consejo Político también queremos agradecer a los campesinos que por años alzaron sus voces contra el régimen desde las comunidades rurales amenazas por el proyecto del Canal. Queremos agradecer a las comunidades del Caribe que también vienen por décadas alertando sobre las múltiples violaciones a los derechos humanos de un Estado opresos y extractivista. Agradecer también a los movimientos de mujeres que por décadas mantuvieron la mano en la llaga de la opresión y la violencia del Estado.

Gran parte de la perversidad del régimen tiene sus orígenes en tener en el poder, a un violador de los derechos humanos desde antes de regresar al poder. 





4. Unidad Nacional: Ni izquierdas ni derechas.

Esa reflexión nos lleva a otro lineamiento fundamental de la Unidad Nacional: Nuestro compromiso firme con los derechos humanos, lo que se constituye en nuestra principal categoría ideológica. A partir de ese compromiso sostenemos que esa lucha no es entre izquierdas y derechas. Tampoco es una lucha entre capitalismo y socialismo. Quienes integramos la Unidad Nacional creemos que no nos acomodan las categorías de izquierda y derecha, puesto que ambas son herencias del siglo pasado, y sus extremos destruyen la libertad de distintas maneras, pero con resultados parecidos.

Las verdaderas diferencias que hoy hay en Nicaragua, se dan en el ámbito de la ética, los derechos humanos y la defensa de la libertad frente a la dictadura.

Esa convicción de plena y profunda renovación de la nación nicaragüense, tiene como su punto neurálgico la lucha cívica por el restablecimiento de todas las libertades y los derechos humanos. Nuestra lucha no se limita nunca a una lucha electoral y mucho menos una apuesta por reformas políticas minimalistas. Esa ruta se experimentó en el pasado y no sólo desembocó en una transición democrática frustrada, sino que en pocos años nos llevó a los eventos de abril y a la peor crisis de derechos humanos de las últimas décadas.

5. La violencia es el lenguaje de los brutos.

En estricto apego a esos principios fundacional de la Unidad, también sostenemos que la No-Violencia es otro de los lineamientos vitales de nuestra acción política. De ahí que el régimen trabaja con tanta perversidad en provocarnos para llevarnos a la violencia que es el lenguaje de los brutos.

Consecuentes con esa confianza en que la verdad está de nuestro lado, sostenemos que esta no es una disputa entre ricos y pobres, es una lucha entre el bien y la maldad, entre la vida y la muerte, entre ser esclavos y ser libres. Quienes defienden la bandera del régimen avalan el sometimiento, nosotros queremos proteger y empoderar a la población. De ahí que nos sentimos profundamente  indignados por la violencia ya que los nicaragüenses queremos respeto.

Queremos un gobierno que cumpla su función de proteger a la gente, dándole seguridad, trabajo, y dignidad. Este régimen no va derrotar ni la solidaridad ni la vida. Ellos no tienen empatía con el dolor del otro.  Solo defienden sus interés, su dinero, sus negocios, su poder, esa es la diferencia.




Sígannos aquellos que crean en que no puede haber paz sin justicia y sin libertad.
Aquellos que estamos convencidos que la diversidad no nos divide pero nos hace fuerte.
En la Unidad estamos los que consideramos que Nicaragua no está completa sin la costa Caribe, sin lo campesinos, sin emprenderores, comerciantes, artesanos, estudiantes, y sin la voz fundamental de obreros y trabajadores. No está completa sin la vital participación de los movimientos de mujeres, de los excarcelados políticos y el acompañamiento de las familias de los asesinados y secuestrados.
Esta unidad no está completa sin los pueblos originarios. Naha asla takankana, miskitu sa, indian sa.
Tampoco está completa sin la Nicaragua Exilio; esa diáspora azul y blanco dispersa por el mundo y que ha acompañado la revolución de abril en casa paso, con inmensa solidaridad y compromiso.

Dicho en términos sencillos, desde la Unidad decimos: “Síganme los buenos”:

6. Los hombres y mujeres nicaragüenses de buena voluntad, queremos la Unidad.

Bajo ese principio, otro de los lineamientos—constituido en un mandato de la Asamblea Ciudadana—es construir una gran coalición, teniendo como punto de partida un núcleo fundacional entre la Alianza Civica y la Unidad.

Ese esfuerzo de restauración democrática no puede ser librado con éxito si no es con la suma de todos los vigores dispersos. Bajo ese reconocimiento, la Unidad Nacional y la Alianza Cívica, nos hemos avocado a un proceso de construcción de una Coalición Nacional que tenga como piedra angular la defensa de las libertades.

La Unidad Nacional sostiene que no pueden haber elecciones mientras haya presas y presos políticos en Nicaragua. 

Renovamos nuestro compromiso con la No-Violencia y con la salida pacífica a esta dictadura. Pero la lucha no-violenta no es una lucha desarmada. Nuestras armas cívicas son la verdad que está de nuestro lado, y también la Unidad.

7. Un mensaje final para el pueblo creyente

Finalmente, quiero decir que esta Unidad también es para los creyentes; para aquellos que creemos que la lucha por la libertad también se libra doblando rodillas. Para aquellos que creemos que si acaso Nicaragua tiene un comandante, ese Comandante es Jesucristo. 

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