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Mostrando entradas de julio, 2018

A cien días: ¿Qué hacer? (algunas ideas muy, muy rápidas y generales)

En esta nueva etapa de la lucha cívica, es vital no perder la esperanza y a la vez no tomar riesgos innecesarios para la vida humana . ¡Es fundamental que quienes asumen activismo cívico con extraordinaria valentía, lo hagan usando formas creativas que minimicen su riesgo físico. No tengamos miedo, ni abandonemos la protesta , pero nuestra Nicaragua no necesita más héroes y mártires ni más hogares sin sus hijas e hijos. Hay que tener coraje pero a la vez prudencia . Por ejemplo, hay que reducir al máximo el riesgo de más encarcelamientos y ejecuciones de la ciudadanía por parte de sicarios del FSLN. Al régimen se le ha caído su máscara genocida ante el mundo pero la acción internacional en ninguna parte del mundo ni de la historia ha sido rápida ni redentora . Eso quiere decir que se deben redoblar los esfuerzos internacionales para lograr la mayor presión posible para que el régimen acepte un proceso pacífico de transición hacia la democracia lo más pronto posible ; pero esa pre

No es malo llorar; pero sí es prohibido olvidar y perder la esperanza.

No debemos tener vergüenza de tener días difíciles. Aquellos en los cuales incluso hay lágrimas y el día es opaco sin posibilidades de ver el horizonte. Sólo  a quien no le duele la Patria, es capaz de tener días normales sin dolor o sin tristeza. La angustia es una emoción natural de aquellos a quienes le mortifica la injusticia y sienten como propias las injusticias a los demás. También hay días de alegría, como cuando supimos que los meses de trabajo de hormiga de tanta gente con cada una de las delegaciones de la OEA dio sus primeros frutos. La OEA, de la cual el FSLN se ufanaba de tener en sus manos, ahora está claramente del lado del pueblo autoconvocado que pide elecciones adelantadas. Esa es una victoria diplomática que es un primer gran paso. En toda lucha cívica hay lágrimas y sonrisas. Sólo así podemos mantener viva nuestra humanidad y no perder la capacidad de indignarnos. Sólo así podemos ser fuertes ante la maldad. Ayer, por ejemplo, en una reunión de personas en el