Campañas de desinformación: ¿Qué pretenden aquellos que manipulan mis mensajes?

Dado de que Nicaragua está ante un peligro real de una epidemia de Coronavirus, he insistido en hacer un paréntesis de acciones políticas para más bien concentrarnos en unir esfuerzos de nación para prevenir y enfrentar la epidemia. Creo que esa es la máxima prioridad en este momento. Al igual que a muchos de ustedes, me entristece y me indigna profundamente, la falta de acciones contundentes de parte del régimen para mitigar el avance de la epidemia.

Es por esa razón que hasta ahora he ignorado una intensa campaña de tergiversación de mis declaraciones en algunos medios de comunicación, específicamente sobre temas como las sanciones al Ejército. He ignorado esas campañas porque no son nuevas. Es una maña vieja la de tomar pequeños fragmentos de mis opiniones y difundirlos fuera de contexto. ¿Cuál es el propósito de esas campañas? Creo que es confundir.

En todo caso, por respeto a amigos que me han pedido aclarar, me voy a referir a esas dos campañas al tiempo que insistiré en pasar la página, en no distraernos y en reorientar nuestro enfoque en los temas de interés nacional.

Las dos campañas de tergiversación en donde se tuercen mis palabras (tomando de forma aislada, fragmentos de mis declaraciones), se refieren a los siguientes dos temas:

Sobre las sanciones al Ejército

He dicho que mi análisis me indica que no veo en el corto plazo, la materialización de sanciones para la totalidad de la institución militar de la misma forma que lo hemos visto para la policía. ESA NO ES UNA OPINIÓN PERSONAL. Es más bien, el resultado de las indagaciones con el estado de opinión que me han expresado funcionarios del Parlamento Europeo, Departamento de Estado de EEUU y Congreso de EEUU.

Mi naturaleza ha sido siempre la de buscar la mayor transparencia posible para informar a la gente. No puedo emitir una opinión diferente más que la verdad. Los personeros con los cuales nos hemos reunido, han expresado dudas sobre la existencia de suficientes pruebas que vinculen institucionalmente al Ejército de Nicaragua, en la represión. Repito: ESA NO ES MI OPINIÓN. He cumplido con trasladar las percepción.

Mis declaraciones sobre el Ejército de Nicaragua han sido claras, siempre y no desde antes de abril de 2018. Para muestra de mi posición de cuestionamiento, pueden ver el artículo que escribí en Noviembre de 2017 y que se llama ¿Quo Vadis? (Hacia dónde va el Ejército). Más claro no puedo ser. Este es el artículo del 2017:
https://confidencial.com.ni/ejercito-nicaragua-quo-vadis/

En varias entrevistas he dicho que el Ejército debe ser interpelado por la ciudadanía por varias cosas, concretamente por:

a) La existencia de grupos paramilitares en el país (eso contradice la Constitución, que establece que en Nicaragua sólo puede haber un cuerpo armado).
b) Por los asesinatos extrajudiciales a campesinos en las montañas de Nicaragua.
c) Por las armas de calibre militar en manos de agentes del FSLN que participaron en la represión.

Los tres puntos anteriores los he dicho en numerosas ocasiones. Al mismo tiempo, dije que el proceso de sanciones al Ejército no avanza al mismo paso de las sanciones a la policía porque la evidencia que los organismos internacionales de derechos humanos presentaron, es abrumadora en el caso de la policía pero no es el mismo caso en cuanto a la participación de los militares. Es un hecho objetivo que he cumplido con informar. Mientras los informes internacionales que organismos independientes han hecho, son abundantes en nombres específicos de policías, no sucede lo mismo con la ausencia de pruebas documentales que puedan identificar a oficiales y soldados del ejército.

No creo en el populismo de engañar a la gente. Creo en decir la verdad. Y decir la verdad implica informar con transparencia lo que he escuchado en las reuniones con organismos internacionales.

Mi posición personal es la de presionar al régimen para que logremos una salida pacífica. Mis exposiciones ante el Congreso de Estados Unidos, el Consejo de Seguridad de la ONU, la ONU en Ginebra y las sesiones de la CIDH han sido públicas. Pocas personas han tenido una posición tan firme como la que he expresado. Los textos de todas mis comparecencias en esos organismos pueden ser leídos en este repositorio: https://harvard.academia.edu/FelixMaradiaga

Ante la información que hemos recibido (nos guste o no) de que “las pruebas contra el ejército no son suficientes” (OJO: Es no es mi opinión, sino lo que nos han dicho), el compromiso de quienes somos defensores de derechos humanos es trabajar exhaustivamente en la búsqueda de esas pruebas. Un buen ejemplo de este esfuerzo es el documental preparado por Expediente Público y que pronto estará a disposición de todos ustedes.

Segundo punto: ¿El levantamiento de abril fue ideológico?

En una segunda campaña de difamación, se me ataca por decir que "el levantamiento de abril no fue ideológico". Entiendo que ese análisis sea controversial, pero sostengo mis palabras: Creo que esta lucha no es de derechas contra izquierdas. Creo que tampoco es una lucha de anti-Sandinistas contra Sandinistas. Como lo he dicho muchas veces, estas es una lucha del bien contra el mal. Esta es una lucha de aquellos que respetamos la dignidad humana y los derechos humanos contra un sistema profundamente perverso que es más grande que sólo un individuo (Ortega). Es sistema podrido que ha corrompido a las instituciones armadas, policía, sistema judicial, sistema electoral y hasta a una parte del sector privado.

Creo que en abril de 2018, la gente salió masivamente a las calles por una indignación acumulada contra todo ese sistema. ¡Por supuesto que Ortega es parte de ese sistema, pero la insurrección cívica, iba mucho más allá! Cuando digo que no fue un alzamiento ideológico, es porque precisamente observamos que cientos de miles de nicaragüense de TODAS las ideologías se sumaron a los tranques, a las marchas, a las protestas.

Es obvio que también hay personas que TODA LA VIDA hemos estado en permanente oposición al Frente Sandinista (especialmente los que somos liberales). Pero los opositores anti-Sandinistas de toda la vida, como yo, no fuimos quienes lideramos el levantamiento cívico de Abril de 2018.

La mayoría de los que insurreccionaron Nicaragua eran jóvenes indignados por la depredación del medio ambiente y los incendios de Indio Maíz, personas indignadas por las reformas del INSS, campesinos que por años protestaban contra el fallido proyecto del Canal, personas autoconvocadas que NO PERTENECÍAN NI PERTENECEN A PARTIDOS POLÍTICOS. Esa es la verdad.

Ahora corresponde luchar cívicamente y sin descanso para que ese espíritu Azul y Blanco, con esos protagonistas anónimos que alzaron las voces autoconvocadas, puedan ejercer el liderazgo que les corresponde. Pienso, por ejemplo, en las personas que estuvieron en los tranques, en los excarcelados y exiliados, en los estudiantes y jóvenes, en los autoconvocados que no pertenecen a cúpulas del país.

Mi anhelo es que ese espíritu de abril de no se disipe y sea más bien la fuerza de optimismo que nos guíe. 

Al finalizar este artículo de aclaración donde ratifico mis puntos de vista, reitero la importancia de retomar el enfoque en el tema vital de este momento: la prevención de la epidemia del Coronavirus. Esa prevención es más urgente que nunca ante un régimen que le ha dado la espalda al pueblo.

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