La seguridad en Nicaragua no es un mérito exclusivo del trabajo policial
Un estimado amigo ha
hecho preguntas muy interesantes sobre los índices de seguridad en Nicaragua. Por
ejemplo, ha preguntado a) ¿porqué a pesar del “irrisorio” presupuesto de la
Policía Nacional de Nicaragua, tenemos mejores índices de seguridad que el
vecino país de Honduras? [las comillas en la palabra “irrisorio” son mías] ¿Qué
tanto tiene que ver la policía en nuestros índices de seguridad?
Prometo elaborar una
respuesta más acuciosa porque en efecto es un tema interesante, pocas veces
abordado. Mientras tanto, comparto en este blog las respuestas rápidas que
envié en ese diálogo.
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a) El presupuesto
policial de Nicaragua no es del todo irrisorio si lo medís en función del
tamaño de nuestra economía. De hecho, ha venido aumentando: En el 2018 ese
presupuesto es de ocho mil 653 millones de córdobas; es decir, casi el
casi el diez por ciento del gasto total del presupuesto general de la
República.
b) Nuestros niveles
de seguridad (medidos por números de homicidios por cada 100 mil habitantes)
efectivamente son los más bajos de la región. Por su parte, Honduras presenta
uno de los índices homicidios más altos, casi duplicando las cifras de
Venezuela que es uno de los países del mundo con más homicidios intencionales
en proporción al tamaño de su población. La comparación con Honduras es
efectivamente abismal.
c) Los índices de otras formas de violencia en Nicaragua (es decir, exceptuando los homicidios) colocan a Nicaragua es una posición poco optimista. Por ejemplo, tenemos índices altos de abuso a menores de edad, índices entre los más altos del continente en tasas de embarazo a niñas (léase violación), y en casos de violencia hacia grupos vulnerables (casos de las comunidades Miskitas o Mayagnas en las reservas forestales, solo para citar un caso). Dicho de otra forma, nuestros escenarios de violencia, si bien son menores a nuestros pares de la región son muy altos en cuanto a otras formas de violencia.
c) ¿Se puede decir que la falta de maras (pandillas) es gracias a la policía? Es muy difícil atribuir la ausencia de las maras como un éxito policial. El tema está ampliamente estudiado y las principales conclusiones apuntan a los patrones de migración y deportación masiva que sufrieron Honduras, Guatemala y El Salvador, y que Nicaragua jamás vivió ya que (principalmente) los nicas tuvimos mayor protección migratoria en EEUU durante los años 80. Dicho lo anterior, el modelo de policía comunitaria en Nicaragua es loable pero no es la razón principal de la ausencia de maras. Como explicaré con más detalle en otro momento, Nicaragua tiene una serie de factores de convivencia comunitaria, así como aspectos geográficos e históricos que explican mejor nuestra tasas relativamente bajas de homicidios intencionales.
c) Los índices de otras formas de violencia en Nicaragua (es decir, exceptuando los homicidios) colocan a Nicaragua es una posición poco optimista. Por ejemplo, tenemos índices altos de abuso a menores de edad, índices entre los más altos del continente en tasas de embarazo a niñas (léase violación), y en casos de violencia hacia grupos vulnerables (casos de las comunidades Miskitas o Mayagnas en las reservas forestales, solo para citar un caso). Dicho de otra forma, nuestros escenarios de violencia, si bien son menores a nuestros pares de la región son muy altos en cuanto a otras formas de violencia.
c) ¿Se puede decir que la falta de maras (pandillas) es gracias a la policía? Es muy difícil atribuir la ausencia de las maras como un éxito policial. El tema está ampliamente estudiado y las principales conclusiones apuntan a los patrones de migración y deportación masiva que sufrieron Honduras, Guatemala y El Salvador, y que Nicaragua jamás vivió ya que (principalmente) los nicas tuvimos mayor protección migratoria en EEUU durante los años 80. Dicho lo anterior, el modelo de policía comunitaria en Nicaragua es loable pero no es la razón principal de la ausencia de maras. Como explicaré con más detalle en otro momento, Nicaragua tiene una serie de factores de convivencia comunitaria, así como aspectos geográficos e históricos que explican mejor nuestra tasas relativamente bajas de homicidios intencionales.
En conclusión, en el caso de Nicaragua, el país fue afortunado en el sentido en que su población migrante no fue expuesta a las mismas situaciones de riesgo que sí tuvieron que enfrentar sus pares centroamericanos. Naturalmente, existen otros factores que han permitido que Nicaragua tenga índices de violencia considerablemente menores a los de sus países vecinos en el norte. Entre estos factores, la eficiencia de la Policía de Nicaragua y su método de trabajo preventivo es el que parece ser reconocido con más frecuencia, casi como una panacea, por la sabiduría convencional. El mérito de la policía no es menor y ciertamente es admirable, no obstante, a la luz de un análisis más integral parece recibir un peso exagerado en la explicación de la situación actual de Nicaragua.
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