El Enfoque y la Confianza en la Causa, son armas fundamentales de la lucha no-violenta.
Uno de los retos grandes de toda batalla moral, ética y hasta espiritual por la transformación positiva de la sociedad, es la de mantener la consciencia enfocada en el Cambio que anhelamos, y no dejar que ésta se nuble por otros sentimientos que distraen.
El Enfoque y la Confianza en la Causa, son armas fundamentales de la lucha no-violenta.
Nuestra lucha cívica exige enfoque y concentración, y en ese proceso urge dejar atrás los egos y el énfasis excesivo en las diferencias dispersas que nos desunen. Son más los vigores nos unen. Nuestra esperanza en la Nueva Nicaragua debe ser más grande que todos los obstáculos en el camino.
Todo sentimiento humano de dudas, de cuestionamientos, de frustración, es natural. No obstante, parte importante de la nueva consciencia cívica implica abrazar con franqueza esos sentimientos. En esta nueva Nación que estamos construyendo, no existen iluminados. No hay cheques en blanco para nadie. Y hasta debemos darnos permiso de llorar. Pero esos sentimientos de sano cuestionamiento, no deben confundirse con una debilidad.
¿Cómo no sentir enojo frente a tanto abuso del poder frente a los más vulnerables? ¿Cómo no sentir que nos hierve la sangre cuando vemos la persecución, la violencia, y acoso de los acólitos del régimen de Ortega contra una población indefensa? Esa indignación es la que nos lanzó a las calles en Abril.
El enojo es un sentimiento humano y natural, como también es la angustia o la tristeza. Lo esencial es convertir esas emociones en indignación y fuerza que sea combustible para seguir luchando incansablemente por la libertad que merecen nuestros hijos e hijas. Es transcendental saber experimentar esos sentimientos humanos a la vez de no dejarnos atrapar jamás por el pesimismo.
La Verdad y la Justicia, están de nuestro lado. ¡La consciencia de la nación Nicaragüense ya despertó, y la tiranía lo sabe!
Puedo imaginar el miedo que tienen los dictadores usurpadores de la nación. Los imagino como el Faraón o como Jezabel, queriendo fingir fuerzas que no tienen.
Ahora nos corresponde a nosotros—la ciudadanía Azul y Blanco, autoconvocada—convencernos de una realidad que es innegable:
No hay retroceso en el Camino hacia un nuevo país.
Sigamos caminando sin distraernos!
El Enfoque y la Confianza en la Causa, son armas fundamentales de la lucha no-violenta.
Nuestra lucha cívica exige enfoque y concentración, y en ese proceso urge dejar atrás los egos y el énfasis excesivo en las diferencias dispersas que nos desunen. Son más los vigores nos unen. Nuestra esperanza en la Nueva Nicaragua debe ser más grande que todos los obstáculos en el camino.
Todo sentimiento humano de dudas, de cuestionamientos, de frustración, es natural. No obstante, parte importante de la nueva consciencia cívica implica abrazar con franqueza esos sentimientos. En esta nueva Nación que estamos construyendo, no existen iluminados. No hay cheques en blanco para nadie. Y hasta debemos darnos permiso de llorar. Pero esos sentimientos de sano cuestionamiento, no deben confundirse con una debilidad.
¿Cómo no sentir enojo frente a tanto abuso del poder frente a los más vulnerables? ¿Cómo no sentir que nos hierve la sangre cuando vemos la persecución, la violencia, y acoso de los acólitos del régimen de Ortega contra una población indefensa? Esa indignación es la que nos lanzó a las calles en Abril.
El enojo es un sentimiento humano y natural, como también es la angustia o la tristeza. Lo esencial es convertir esas emociones en indignación y fuerza que sea combustible para seguir luchando incansablemente por la libertad que merecen nuestros hijos e hijas. Es transcendental saber experimentar esos sentimientos humanos a la vez de no dejarnos atrapar jamás por el pesimismo.
La Verdad y la Justicia, están de nuestro lado. ¡La consciencia de la nación Nicaragüense ya despertó, y la tiranía lo sabe!
Puedo imaginar el miedo que tienen los dictadores usurpadores de la nación. Los imagino como el Faraón o como Jezabel, queriendo fingir fuerzas que no tienen.
Ahora nos corresponde a nosotros—la ciudadanía Azul y Blanco, autoconvocada—convencernos de una realidad que es innegable:
No hay retroceso en el Camino hacia un nuevo país.
Sigamos caminando sin distraernos!
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