Por el presente y futuro de Nicaragua, la UAM debe aclarar su postura (2 de diciembre de 2015)

El siguiente artículo fue originalmente publicado en mi blog, el 2 de diciembre de 2015. Hoy he decidido publicarlo nuevamente dada su relevancia con hechos actuales y la decisición correcta del Dr. Ernesto Medina, de renunciar a la UAM.
-------------------------------------------------------------------

Por el presente y futuro de Nicaragua, la UAM debe aclarar su postura

Por Félix Maradiaga (ex profesor de la UAM)

2 de diciembre de 2015

Como ex docente la Universidad Americana (UAM), me ha complacido leer muchos comentarios de solidaridad a los profesores de esa universidad, que fueron despedidos por lo que—hasta el momento—parecen motivaciones de injerencia política. Creo que las expresiones de indignación de la mayoría de personas vinculadas a esa universidad, indican que en Nicaragua todavía prevalece un nivel de conciencia sobre la importancia de la autonomía y de la  libertad de cátedra en la formación de las futuras generaciones de profesionales. ¿Acaso no fue esa misma autonomía universitaria una de las grandes semillas para desmontar la dictadura somocista? Por eso he dicho que en medio de todo, soy optimista. A pesar de esta lamentable situación, sigo creyendo que la UAM es una buena universidad y que hay que rescatarla del rumbo que viene tomando y que la alejan del espíritu de diversidad y tolerancia con que fue fundada y que hasta ahora había prevalecido en sus aulas y auditorios.

La UAM fue una de las universidades pioneras en Nicaragua en promever los equipos de debate estudiantil y es, hasta ahora, la única universidad de Centroamérica en ganar el Torneo Hispanoamericano de Debate. Su auditorio central ha sido testigo de exposiciones de políticos y pensadores nacionales y extranjeros del más variado espectro ideológico, incluyendo presentaciones de la oposición y de altos funcionarios del gobierno actual que han encontrado en esa institución, una casa de estudios de puertas abiertas a las ideas y al diálogo. Es también la UAM la sede del Instituto de Ética fundado por Alejandro Serrano Caldera, filósofo de estatura internacioal que viene promoviendo las nociones de unidad en la diversidad. Y fue también la UAM la sede del proyecto de formación en liderazgo juvenil más grande hasta desarrollado en Centroamérica y que estaba abierto a jóvenes de todos los partidos políticos de y organizaciones de sociedad civil de Nicaragua. En un país con un déficit gigantezco de ese tipo de espacios de liderazgo incluyente y diálogo político de altura, lo que la UAM ha venido haciendo es una inversión estratégica para el presente y futuro de Nicaragua. Es una inversión que, al igual que los esfuerzos similares de otras universidades, hay que proteger.

Varias personas me preguntan porqué a pesar de mi afecto a esa universidad y a sus estudianes, aún así me retiré de la UAM. Hasta hace poco decidí no hacer público el incidente que motivó mi ruptura con la UAM. Sucedió que la universidad, luego de un proceso competitivo y riguroso, me ofreció formalmente un cargo administrativo importante para atender temas de maestrías y postgrados en lo que sería una de las primeras contrataciones por concurso. En aquel momento yo tenía ya casi diez años impartiendo clases y había tenido el honor de recibir reconocimientos como mejor docente de mi Facultad en al menos dos ocasiones, así como el reconomiento a mejor docente en uno de los cursos de maestría. Acepté la oferta pero días más tarde, la universidad me retiró abruptamente el ofrecimiento que ya me había hecho. El funcionario que me contactó en nombre de la junta directiva fue franco en explicarme que algunos accionistas (entiéndase el Ejército de Nicaragua) preferían retirar la oferta dado mi perfil crítico al gobierno de Daniel Ortega y al Ejército, lo que en efecto yo he venido haciendo desde el año 2007 en los medios de comunicación escritos, de radio y de televisión.
Poco después fui invitado a continuar como profesor, “siempre y cuando” tuviera más cuidado al emitir mi opinión en dichos medios. Argumentaban que existía preocupación de que cuando los profesores emitían opiniones en los medios y se les citaba como docentes de esa universidad, aunque las opiniones se dieran a título personal, eso causaba confusión en cuanto a la postura “neutral” de la UAM en temas políticos. Al menos ese era el argumento, que si bien no compartí ni en esa ocasión ni hoy, lo acepté como razón suficiente para retirarme voluntariamente de la docencia en la UAM, al sentir que mi permanencia en esa universidad que tanto he querido, ya no era compatible con mi conciencia.

El argumeno de que una universidad por ser privada puede actuar como una empresa ejerciendo niveles excesivos de control sobre las ideas personales de sus docentes, no es solo equivocada sino que contradice la esencia misma de lo que es una universidad, donde la enseñanza aparece inescindiblemente unida a los principios de libertad de expresión. En palabras de Michael Cárcamo, uno de los estudiantes destacados de la UAM, “en el ejercicio de sus cátedras, en esa universidad no existían ni docentes críticos ni docentes alineados con el gobierno” sino educadores con ideas libres. ¡De eso trata una verdadera universidad! A diferencia de las empresas privadas que venden bienes y servicios, las universidades tienen un compromiso con la formación integral de profesionales y esa labor didáctica no se puede equiparar al simple comercio de mercancías. Precisamente para proteger el derecho a la educación, la  constitución y las leyes permiten que las universidades se constituyan bajo un regímen distinto al de las sociedades mercantiles.

A pesar de ello, creo que la UAM, desde hace algunos años, prefiere un cuerpo docente y administrativo con un perfil público  más neutral y menos crítico antes los abusos del poder público que suceden a diario en Nicaragua. No siento que un docente de pensamiento libre pueda convivir con una institución que camina rápidamente hacia la censura. Al respecto, me resulta obligatorio pronunciarme sobre la forma en que retiraron a los colegas Alejandro Aguilar, Luis Carrión y Álvaro Porta, así como las asuntos que forzaron la renuncia de la Profesora María de Jesús Fuentes. Tanto la forma como el fondo fueron inadecuados y por ello deben ser campanazos de alerta sobre la ruta que ha tomado la UAM.

Aún no he escuchaco una clara versión de los hechos de parte de la UAM, sobre el despido de mis colegas. Como muchos, quisiéra escuchar la postura oficial de la universidad, que al fin y al cabo y en medio de esta debacle del sistema educativo nacional en todos sus niveles, está entre los mejores centros de estudio superior que tiene Nicaragua.

Las universidades privadas que le apuestan a la asepsia política rozan peligrosamente con la frontera entre la prudencia y la violación a la libertad de expresión, pero más importante aún, con la calidad misma de la educación. En mis años de estudiante, de los profesores que más aprendí fue de aquellos que pensaban muy diferente a mí y que no tenían reparo en debatir y cuestionar mis ideas. Una universidad que quiere callar las ideas de sus docentes dentro y fuera de las aulas, termina fomentando estudiantes sin capacidad de escudriñar la verdad de forma crítica. Toda sociedad que aspire a constituirse en una comunidad de hombres y mujeres libres, prósperos y solidarios, requiere de profesionales y ciudadanos capaces de razonar críticamente. Por su compromiso con el presente y futuro de Nicaragua, el Dr. Ernesto Medina, actual Rector de la UAM y destacado profesional de las más altas credenciales, debería tomar nota del rumbo que lleva esa casa de estudios.

* El autor fue profesor de la UAM del 2002 al 2011

Comentarios

Entradas populares de este blog

DENUNCIA PÚBLICA: Incidente en La Modelo (31 de Diciembre de 2018 entre las 11:30pm y 3:00am)

Es hora de presionar a Taiwán: ¡Dejen de financiar el aparato represor de los Ortega-Murillo!

Apuntes sobre el proyecto de Presupuesto General de la República de Nicaragua (2014)