A Ulises Juárez Polanco: Con dolor ...y gratitud
Querido Ulises Juárez Polanco
Inicié la mañana con la terrible noticia de tu muerte. Me ha tomado muchas horas escribir esta nota para vos. Mi primer instinto fue quedarme callado para no expresar rabia o frustración ante lo que parece ser la rápida partida de los buenos, mientras el mundo parece poblarse de otros no tan buenos. ¿Cómo entender que se ha ido del plano terrenal, uno de los jóvenes más brillantes y cariñosos que hemos conocido? Tu hoja de vida es impresionante pero más impresionante era tu don de gente y tu amorosa humanidad. Pero al momento que han pasado las horas del día, la rabia y dolor en mi corazón ha dado lugar a la gratitud: Agradezco por tu vida, por tu compasión con la gente, por tu amor a la literatura, a Nicaragua, a tu familia, a tus amigos, a la niñez con cáncer... Gracias por cada día que compartiste con nosotros.
Hago pública esta carta de duelo con el ánimo de dar testimonio de la admiración que te tuve desde que te conocí como mi estudiante en las clases de la Universidad Americana (UAM). La relación estudiante-profesor evolucionó a la de cómplices de varios proyectos y de sueños. Puedo decir que realmente fui yo el que aprendió de vos. Gracias a tu energía y creatividad iniciamos, junto a otro grupo de emprendedores Global Shapers Managua en donde tu presencia dio al grupo un carácter especial. El recuerdo de tu sabiduría y sencillez es un tesoro que guardamos con cariño. Anoche, precisamente, teníamos un encuentro en donde recibirías la sorpresa de un Certificado de Gratitud que no pudiste recoger. De todas formas, ¿es acaso posible agradecerte todo lo que hiciste?
Recordándote esta mañana decíamos que eras un iluminado. Una alma vieja y sabia encerrada en un cuerpo joven. En uno de los últimos mensajes que me enviaste a propósito de tus planes profesionales, me dijiste: “Nadie sabe sus caminos hasta que los busca...” y agregabas que “partir en volver a encontrarnos.” Me quedo pues con la memoria de los “días felices” que nos obsequiaste, seguro que estás ya en un lugar de luz.
Con amor y gratitud,
Félix
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