A propósito de la elección de dos militantes del FSLN como Magistradas del Consejo Supremo Electoral (CSE)
Queridos amigos y amigas: Como es del conocimiento público, dos ciudadanas militantes del FSLN fueron electas hoy como Magistradas del Consejo Supremo Electoral (CSE); manteniendo ese poder del Estado como un órgano sin independencia y autonomía partidaria. La decisión de la Bancada de Gobierno no me sorprende. Sabíamos que había muy escasa posibilidad de que los diputados del FSLN permitieran que el CSE contara con magistraturas ocupadas por personas independientes. Sin embargo, en consecuencia con nuestra inquebrantable fe en la democracia representativa y en las vías cívicas y pacíficas para demandar elecciones libres y transparentes, aceptamos que nuestro nombre fuera puesto a disposición de Nicaragua como una de las opciones independientes para Magistrado Electoral.
A pesar de que el esfuerzo no dio los resultados esperados—como era darle a Nicaragua la oportunidad de tener árbitros neutrales durante las próximas elecciones—se hizo historia al someter candidaturas no partidarias, a consideración del plenario. Ese fue un paso pequeño pero de mucho peso simbólico. Agradezco a los 21 diputados de la Asamblea Nacional que me otorgaron su voto de confianza. Así mismo, lamento que el partido de gobierno no aceptó la invitación a unir esfuerzos como hermanos nicaragüenses, en la enorme tarea de recuperar la credibilidad del CSE y de trabajar juntos por darle a la ciudadanía la oportunidad de elecciones creíbles en Noviembre de este año. Cualquiera de las otras personas nominadas por la bancada del PLI y del MRS habrían ayudado a darle más confianza a la ciudadanía en que el voto de todo ciudadano sería vigilado y fiscalizado. Naturalmente, la agenda de reformas pendientes en temas electorales es muy grande y una o dos magistraturas no era una solución mágica al reto de elecciones libres, pero sí un primer paso hacia la urgente autonomía del CSE.
Como ciudadano, como Cristiano y como padre de familia que sueña con un país en paz y democracia para mi hija y para las próximas generaciones, continúo lleno de fe y optimismo en que más tarde que temprano se lograrán las reformas de transparencia en todos los poderes del Estado. ¡No nos demos por vencidos! No hay que renunciar a la causa cívica que tiene como principales instrumentos: el diálogo, la tolerancia, la no violencia, la perseverancia, la integridad y el amor a Nicaragua. Acepté con gusto el riesgo reputacional de someter mi nombre ante el plenario como una forma de reiterar mi convencimiento de que algún día cercano los nicas (sin distinción de colores políticos) podremos construir juntos un sistema electoral libre de corrupción. Por eso afirmé varias veces de forma pública que de haber sido electo habría aceptado el cargo de Magistrado trabajando de forma gratuita, como un acto de voluntariado para Nicaragua. Tengo la esperanza de que más y más ciudadanos que hoy están cómodos en sus posiciones en el sector privado y en otros sectores de la vida nacional, acepten involucrarse (de diversas formas) en un gran movimiento de voluntariado cívico para servir al país.
Finalmente, le doy gracias a las personas que por este medio me han expresado sus palabras de apoyo. Para todos y todas ustedes mi más sincera gratitud. Por mi parte, yo continúo dando mi grano de arena desde el sector privado y desde la sociedad civil, a construir la Nicaragua que todos y todas nos merecemos. ¡Bendiciones!
A pesar de que el esfuerzo no dio los resultados esperados—como era darle a Nicaragua la oportunidad de tener árbitros neutrales durante las próximas elecciones—se hizo historia al someter candidaturas no partidarias, a consideración del plenario. Ese fue un paso pequeño pero de mucho peso simbólico. Agradezco a los 21 diputados de la Asamblea Nacional que me otorgaron su voto de confianza. Así mismo, lamento que el partido de gobierno no aceptó la invitación a unir esfuerzos como hermanos nicaragüenses, en la enorme tarea de recuperar la credibilidad del CSE y de trabajar juntos por darle a la ciudadanía la oportunidad de elecciones creíbles en Noviembre de este año. Cualquiera de las otras personas nominadas por la bancada del PLI y del MRS habrían ayudado a darle más confianza a la ciudadanía en que el voto de todo ciudadano sería vigilado y fiscalizado. Naturalmente, la agenda de reformas pendientes en temas electorales es muy grande y una o dos magistraturas no era una solución mágica al reto de elecciones libres, pero sí un primer paso hacia la urgente autonomía del CSE.
Como ciudadano, como Cristiano y como padre de familia que sueña con un país en paz y democracia para mi hija y para las próximas generaciones, continúo lleno de fe y optimismo en que más tarde que temprano se lograrán las reformas de transparencia en todos los poderes del Estado. ¡No nos demos por vencidos! No hay que renunciar a la causa cívica que tiene como principales instrumentos: el diálogo, la tolerancia, la no violencia, la perseverancia, la integridad y el amor a Nicaragua. Acepté con gusto el riesgo reputacional de someter mi nombre ante el plenario como una forma de reiterar mi convencimiento de que algún día cercano los nicas (sin distinción de colores políticos) podremos construir juntos un sistema electoral libre de corrupción. Por eso afirmé varias veces de forma pública que de haber sido electo habría aceptado el cargo de Magistrado trabajando de forma gratuita, como un acto de voluntariado para Nicaragua. Tengo la esperanza de que más y más ciudadanos que hoy están cómodos en sus posiciones en el sector privado y en otros sectores de la vida nacional, acepten involucrarse (de diversas formas) en un gran movimiento de voluntariado cívico para servir al país.
Finalmente, le doy gracias a las personas que por este medio me han expresado sus palabras de apoyo. Para todos y todas ustedes mi más sincera gratitud. Por mi parte, yo continúo dando mi grano de arena desde el sector privado y desde la sociedad civil, a construir la Nicaragua que todos y todas nos merecemos. ¡Bendiciones!
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