Hacia una Cultura del Encuentro: Reflexiones sobre la prédica de Monseñor Silvio Báez.
Esta mañana asistí a la Misa en Catedral que celebró Monseñor Silvio Báez, Obispo auxiliar y Vicario General de la Arquidiócesis de Managua. ¡No había una sola banca vacía!
La Homilía de Monseñor Báez me conmovió profundamente. Me llamó especialmente la atención la reflexión basada en los Hechos de los Apóstoles (Capítulo 6, versículos del 1 al 7), en la cual los discípulos convocan a una asamblea para atender las quejas de discriminación que los judíos griegos tenían contra los judíos hebreos. Concretamente, se quejaban de que a las viudas griegas no se les incluía en el servicio o distribución del sustento diario. Los discípulos escogieron a siete “hombres llenos del Espíritu y de sabiduría” para dialogar y atender el conflicto en donde un grupo de la misma comunidad, se imponía autoritariamente sobre otros. En esa ocasión, el diálogo resolvió aquellas diferencias.
Basándose en esa lectura, Monseñor Báez hizo una serie de sencillas reflexiones sobre la importancia del diálogo en una sociedad democrática. Con el lenguaje pedagógico que le caracteriza, Monseñor resaltó que las diferencias “ideológicas” y de todo tipo de opinión no sólo son normales sino deseables en toda sociedad justa. Ilustró la importancia de la diversidad de ideas y que por ello “no nos debería de asustar que a veces no todos estemos de acuerdo”. Lo que sí debería de asustarnos es el silencio “por egoísmo o por ignorancia” ante los problemas públicos, error en que se cae cuando se dice que “no debemos meternos en política”.
Agregó que la ausencia de debate en una comunidad donde nadie critica nada, no es necesariamente algo bueno: “La paz donde nadie abre la boca, es una paz de cementerio”, dijo. Para resolver las diferencias “hay que nombrar los problemas por su propio nombre”, porque aquellos problemas que no se nombran es como si no existieran.
Esta prédica de Monseñor Báez es consecuente con la invitación del Papa Francisco a la cultura del encuentro. El Obispo Auxiliar de Managua insistió en la importancia de “salir de nosotros mismos para acercarnos al otro”. Una invitación especialmente relevante en un mundo en el que abundan quienes se creen dueños de la verdad.
Este mensaje viene en buen momento. El miércoles 21 de Mayo se dará el encuentro entre los Obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua y el Gobierno de Nicaragua. Este inédito diálogo es muy esperado por varios sectores de Nicaragua a la vez que hay otros que cuestionan su necesidad o inclusive el mismo rol de la Iglesia en procesos como este.
Basándose en la enseñanza de los primeros discípulos, en su homilía Monseñor resaltó algunas de las razones que justifican la decisión de la Iglesia de participar en este diálogo.
En primer lugar, explicó que en el diálogo con el Gobierno, los Obispos actuarán en su calidad de pastores y mensajeros del Evangelio y es bajo esa investidura que presentaran sus preocupaciones al Gobierno “llamando a las cosas por su nombre”.
Dijo que la Iglesia Católica ve con buenos ojos que el Gobierno de Nicaragua exprese buena voluntad de dialogar con una agenda abierta. Ninguno de los temas de agenda incluye solicitudes para intereses exclusivos de la Iglesia Católica, sino temas que deben preocupar a todos los nicaragüenses.
Agregó que la decisión de no divulgar públicamente la agenda que los obispos llevan, es para no condicionar el diálogo. Sin embargo, prometió que en los próximos días harán público el documento que presentarán al gobierno.
Monseñor Baéz reiteró que este encuentro entre Obispos y Gobierno no equivale a un diálogo nacional sino que es un acto de amor de la Iglesia Católica para con el pueblo de Nicaragua. Citando al Papa Francisco, dijo que aún ante las críticas que puedan haber, los obispos prefieren “una iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad”.
Monseñor pidió a todos los fieles que oren por los Obispos durante el diálogo del día 21 de mayo. Con ese propósito, ese Miércoles será expuesto todo el día el Santísimo Sacramento para la adoración. Yo agregaría que todas y todos los ciudadanos de Nicaragua deberían saludar y apoyar esta iniciativa, que ojala y abra espacios de diálogo entre el gobierno con otros sectores de la sociedad.
Finalmente, dijo que “en Nicaragua no hay gente que nació para mandar y otra gente que nació para obedecer”, una bellísima y penetrante frase que en sí misma recoge todo el espíritu de la aspiración de “reconstituir a Nicaragua como una Patria de hermanos”.
La Homilía de Monseñor Báez me conmovió profundamente. Me llamó especialmente la atención la reflexión basada en los Hechos de los Apóstoles (Capítulo 6, versículos del 1 al 7), en la cual los discípulos convocan a una asamblea para atender las quejas de discriminación que los judíos griegos tenían contra los judíos hebreos. Concretamente, se quejaban de que a las viudas griegas no se les incluía en el servicio o distribución del sustento diario. Los discípulos escogieron a siete “hombres llenos del Espíritu y de sabiduría” para dialogar y atender el conflicto en donde un grupo de la misma comunidad, se imponía autoritariamente sobre otros. En esa ocasión, el diálogo resolvió aquellas diferencias.
Basándose en esa lectura, Monseñor Báez hizo una serie de sencillas reflexiones sobre la importancia del diálogo en una sociedad democrática. Con el lenguaje pedagógico que le caracteriza, Monseñor resaltó que las diferencias “ideológicas” y de todo tipo de opinión no sólo son normales sino deseables en toda sociedad justa. Ilustró la importancia de la diversidad de ideas y que por ello “no nos debería de asustar que a veces no todos estemos de acuerdo”. Lo que sí debería de asustarnos es el silencio “por egoísmo o por ignorancia” ante los problemas públicos, error en que se cae cuando se dice que “no debemos meternos en política”.
Agregó que la ausencia de debate en una comunidad donde nadie critica nada, no es necesariamente algo bueno: “La paz donde nadie abre la boca, es una paz de cementerio”, dijo. Para resolver las diferencias “hay que nombrar los problemas por su propio nombre”, porque aquellos problemas que no se nombran es como si no existieran.
Esta prédica de Monseñor Báez es consecuente con la invitación del Papa Francisco a la cultura del encuentro. El Obispo Auxiliar de Managua insistió en la importancia de “salir de nosotros mismos para acercarnos al otro”. Una invitación especialmente relevante en un mundo en el que abundan quienes se creen dueños de la verdad.
Este mensaje viene en buen momento. El miércoles 21 de Mayo se dará el encuentro entre los Obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua y el Gobierno de Nicaragua. Este inédito diálogo es muy esperado por varios sectores de Nicaragua a la vez que hay otros que cuestionan su necesidad o inclusive el mismo rol de la Iglesia en procesos como este.
Basándose en la enseñanza de los primeros discípulos, en su homilía Monseñor resaltó algunas de las razones que justifican la decisión de la Iglesia de participar en este diálogo.
En primer lugar, explicó que en el diálogo con el Gobierno, los Obispos actuarán en su calidad de pastores y mensajeros del Evangelio y es bajo esa investidura que presentaran sus preocupaciones al Gobierno “llamando a las cosas por su nombre”.
Dijo que la Iglesia Católica ve con buenos ojos que el Gobierno de Nicaragua exprese buena voluntad de dialogar con una agenda abierta. Ninguno de los temas de agenda incluye solicitudes para intereses exclusivos de la Iglesia Católica, sino temas que deben preocupar a todos los nicaragüenses.
Agregó que la decisión de no divulgar públicamente la agenda que los obispos llevan, es para no condicionar el diálogo. Sin embargo, prometió que en los próximos días harán público el documento que presentarán al gobierno.
Monseñor Baéz reiteró que este encuentro entre Obispos y Gobierno no equivale a un diálogo nacional sino que es un acto de amor de la Iglesia Católica para con el pueblo de Nicaragua. Citando al Papa Francisco, dijo que aún ante las críticas que puedan haber, los obispos prefieren “una iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad”.
Monseñor pidió a todos los fieles que oren por los Obispos durante el diálogo del día 21 de mayo. Con ese propósito, ese Miércoles será expuesto todo el día el Santísimo Sacramento para la adoración. Yo agregaría que todas y todos los ciudadanos de Nicaragua deberían saludar y apoyar esta iniciativa, que ojala y abra espacios de diálogo entre el gobierno con otros sectores de la sociedad.
Finalmente, dijo que “en Nicaragua no hay gente que nació para mandar y otra gente que nació para obedecer”, una bellísima y penetrante frase que en sí misma recoge todo el espíritu de la aspiración de “reconstituir a Nicaragua como una Patria de hermanos”.
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