Mandela: lo más cercano a un "santo" de la política
Hay un dicho popular que dice que "en la política no hay santos", pero estoy seguro que Nelson Mandela es lo más cercano a ello, entre todos los hombres que han llegado al poder político.
En elaño 2003 y 2004 tuve la oportunidad de trabajar por algunas semanas enSudáfrica. La experiencia no habría estado completa sin haber conocidocomunidades como Soweto y otros barrios antes segregados en Johanesburgo y enPretoria y sentir en cada conversación con la gente local, en cada esquina, encada sonrisa de sus ciudadanos-as el legado de Nelson Mandela. Esa oportunidadfue una gran lección de vida.
Sinánimos de que mi exaltación a su memoria parezca un “cliché” confieso que, al igualque mucha gente de mi generación, el testimonio de Mandela me ha marcadoprofundamente. Hoy me ha resultado imposible no sentirme afectado por supartida. También me siento feliz por su vida. A “Madiba”, más que una distantefigura histórica, siento como si lo hubiera conocido. Y aunque las historias deNicaragua y Sudáfrica son muy diferentes, ambos pueblos hemos compartidosufrimientos similares por conflictos internos, por intolerancias, porexclusiones. De esa misma forma, el ejemplo y legado de Mandela puede servirnosa todos-as de inspiración para impulsar una profunda y urgente transformaciónde la Nación basada en un sentido auténtico de tolerancia, de unidadnacional, de amor al prójimo, y de pleno respeto a la libertad y a la dignidad humana de cadapersona.
La granlección es que toda transformación de una nación pasa primero (de forma necesaria y obligada) por la transformación del corazón de sus ciudadanos-as,especialmente de quienes ocupan posiciones de poder. Su vida política nos deja unejemplo similar al legado de los santos: una oportunidad para tratar de imitar(e insisto en esa palabra, “imitar”) un comportamiento extraordinario. Le doy gracias a Dios por haberle prestado al mundo seres humanos comoel gran Nelson Mandela.
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